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Editorial - 1107

 


Cerebros activos y cerebros pasivos

 

El cerebro no descansa de día ni de noche. Durante el día procesa los estímulos que recibimos con el fin de adaptarnos a la realidad y resolver las cosas de forma efectiva, y, mientras dormimos reorganiza los contenidos mentales y establece nuevas conexiones nerviosas. El objetivo es mejorar las condiciones físicas y mentales.

 

Los seres humanos tienen una disposición natural a actuar; sin embargo, no todas las personas tienen la misma disposición a actuar.

Las personas activas sienten una fuerza interna que les impulsa a actuar. Necitan estar ocupadas constantemente. Las personas no-activas tienden a ser perezosa; necesita hacer un esfuerzo inmenso para cumplir con sus deberes.

 

No hay que confundir la hiperactividad con la disposición natural a la actividad. La disposición natural a actuar es un impulso natural permanente, mientras que, la hiperactividad... es producida por tensión interna y desaparecen cuando baja la tensión. La hiperactividad indica problemas emocionales. Suele ser poco productiva porque se trata de una acción desorganizada.

 

Hay personas poco activas desde el punto de vista físico pero muy activas desde el punto de vista intelectual (son personas que han recibido una educación intelectual y se dedican a profesiones que exigen actividad mental) y hay personas cuya acción es más de tipo físico que mental.

 

En la actividad, lo mismo que en la emotividad existen distintos grados.
La actividad es una tendencia temperamental, es decir natural, pero en su desarrollo influye mucho la educación recibida, la disciplina y el espíritu de superación. Si las capacidades humanas no se desarrollan a tiempo, pueden quedar  atrofiadas. En el fondo, todos somos sabios, santos y héroes frustrados.

 

La finalidad de la acción es activar el cuerpo y la mente, mantenerlos en perfecto estado de funcionamiento, producir soluciones y progresar. De aquí la importancia de seguir un plan de ejercicio físico y mental desde la infancia hasta el final de la vida.
El cuerpo y la mente funcionan por hábitos. Los hábitos hacen que la acción resulte fácil, agradable y eficaz. Quienes adquieren el hábito de caminar sienten la necesidad y el placer de caminar, con lo cual aseguran el buen funcionamiento del cuerpo y de la mente. El ejercicio físico libera de toxinas físicas y mentales, transmite sensaciones de salud, de relax y de energía, lo cual favorece el trabajo y el espíritu de superación.

 

La Ley de Entropía tiende a desintegrar lo que carece de consistencia y de cohesión y la inteligencia y la memoria no escapan a esta ley. La vida actual genera mucho desgaste físico, psíquico, intelectual, moral y espiritual, por lo que es necesario un plan de acción orientado a fortalecer dichos aspectos.
El objetivo de la acción es la eficacia, por lo cual, no es suficiente con ser una persona activa, es necesario actuar con inteligencia, método y perseverancia.

 

La disposición natural a la acción sirve de poco si no está acompañada de información de calidad, motivación, método, disciplina y perseverancia.

 

Conclusiones

 

1. Tenemos un cerebro de genio, que sirve de poco si no lo desarrollamos.


2. El cerebro puede rejuvenecer hasta el final de la vida si lo estimulamos; así como también puede envejecer prematuramente si no lo estimulamos. Existen ancianos con cerebro joven y jóvenes con cerebro envejecido.


3. El cerebro rige nuestra vida a nivel biológico y mental; por lo cual, la salud, el éxito, la autoestima, la seguridad y la felicidad, dependen de cómo programemos el cerebro. Esta es una responsabilidad de cada persona.

Aquellos aspectos en los cuales nos va bien, se debe a que estamos activado las neuronas de forma correcta, y, si en algún aspecto somos débiles o nos va mal, necesitamos cambiar de actitud y entrenar el cerebro de forma correcta. Tenemos el poder de desarrollar las neuronas relacionadas con el éxito y la felicidad.


4. La falta de interés paraliza el cerebro. El cerebro sólo se activa cuando existe una razón importante. Por eso es conveniente proponerse objetivos y perseverar en ellos.


5. Los temores paralizan el cerebro, impiden crecer y son causa de sufrimiento. Es importante desarrollar las áreas relacionadas con la autoestima. Es la mejor forma de controlar los temores.


6. La rutina impide el desarrollo de nuevas neuronas y acelera el envejecimiento del cerebro, y con ello sobreviene la desadaptación y la pérdida de eficacia, y siguen en cadena el fracaso y la frustración. Por tanto, necesitamos salir de nuestras zonas de confort y esforzarnos todos los días por aprender algo nuevo y ejercitar distintas áreas del cerebro.


7. Los mejores activadores del cerebro son la lectura, la reflexión, la creatividad, el ejercicio físico, el espíritu de superación, la fe y la esperanza. Una falla en alguno de estos puntos repercute negativamente en el funcionamiento del cerebro.

La lectura de desarrollo humano y la lectura de avances científicos tienen un poder especial, porque abren nuevos horizontes y lanzan al cerebro retos que le estimulan a la acción.


8. Es importante entender que hemos venido a este mundo con una misión. La misión de desarrollarnos a nosotros mismos y la misión de ayudar a quienes nos necesitan. El espíritu de ayudar a los demás es un gran estímulo para renovar el cerebro constantemente.


9. Todas las personas son inteligentes, la diferencia radica en que, unas estimulan las neuronas y trabajan sobre proyectos con interés, tratando de cambiar las cosas y otras son pasivas y esperan que el mundo cambie.


10. Como la tendencia del ser humano es hacia la comodidad y la rutina, necesitamos establecer un plan de acción por escrito y ser consecuentes. Los beneficios serán grandes en todos los aspectos. 
Es importante tener presente que todo lo que hacemos y lo que dejamos de hacer nos maraca para toda la vida, para bien o para mal; por tanto, cuida tu cuerpo y tu cerebro, y no dejes que nada ni nadie los contamine

 

 

Recomienda Este Editorial

 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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